Los miembros de la Iglesia creen que los matrimonios celebrados en los templos son “sellados”, o sea, bendecidos para perdurar por la eternidad. Una creencia fundamental de los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días es el concepto de que la unidad familiar puede continuar más allá de la tumba como entidad consciente y amorosa, con la asociación matrimonial y la relación entre padres e hijos intactas.
Una vez que una pareja se casa y se sella en un templo, los hijos que nazcan de ese matrimonio estarán automáticamente sellados a sus padres al nacer. Si los hijos nacen antes de que la pareja esté sellada, posteriormente pueden ser sellados a sus padres en el templo. Los hijos adoptivos también tienen la oportunidad de ser sellados a sus padres adoptivos.
De acuerdo a una investigación citada en un artículo que apareció en el diario Los Angeles Times en el año 2000, se concluye que “en esta época de divorcio, las bodas efectuadas dentro de un templo mormón están hechas para durar”, con una tasa de divorcio de sólo seis por ciento. En otro estudio publicado en 1993 en Demography Magazine, se llegó a la conclusión de que, entre los estadounidenses, los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días que se casan en uno de los templos de la Iglesia son los que están menos propensos al divorcio.