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“Codo a Codo” la Iglesia y Cáritas llevan alimento a comedores

Esfuerzo conjunto beneficia a cientos de familias de escasos recursos

En estos tiempos de crisis sanitaria mundial se ha vuelto común el ver a personas de distintas organizaciones trabajar unidas en pos de un objetivo común. Cada vez es más frecuente el esfuerzo mancomunado para lograr objetivos más efectivos que van en ayuda de los necesitados.

          

Este es el caso de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y Cáritas Argentina, una organización de la Iglesia Católica que trabaja para dar respuesta a las problemáticas sociales de las comunidades excluidas y personas en situaciones de pobreza del país, las que han sumado fuerzas para brindar alimento a personas desposeídas durante esta pandemia.

Aprovechando que Cáritas sostiene comedores populares en varios lugares de Buenos Aires, la Iglesia de Jesucristo donó alimentos para apoyar esta tan loable labor, los que serán utilizados en 7 comedores que funcionan dentro de 4 estacas de la capital federal.

“Estamos muy contentos y agradecidos a La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Nosotros como Cáritas, conocemos muchas necesidades, pero no tenemos tantos recursos para poder auxiliarlas. Es lindo poder encontrarnos las dos iglesias y poder ayudar a los que necesitan sin preguntarles si creen o no o lo que creen”, dijo Monseñor José Maria Baliña, vicepresidente de Cáritas Argentina.

 

Por su parte, Gustavo Mernies, presidente de la Estaca Belgrano, señaló: “Las manos representan que podemos llegar con acciones, nosotros somos sus manos. Más allá de las creencias, nosotros somos sus manos. Es una alegría, un honor estar aquí juntos sirviendo a los demás de esta forma tan concreta”.

Otro de los líderes de la Iglesia que participó de la donación fue Sergio Galbuchi, presidente de la estaca Chacabuco, quien manifestó al hacer entrega de la donación realizada a los comedores de las Parroquia de Santa Isabel de Hungría y la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario, ambos pertenecientes a Caritas Buenos Aires: "Estamos deseosos de continuar encontrando nuevas oportunidades en las que la Iglesia de Jesucristo pueda seguir llevando su influencia benéfica a aquellos que se encuentran en una posición menos ventajosa y sin mirar la fe que tengan. Sabiendo que todos somos hijos del mismo Padre Celestial, quien nos tiene un infinito amor",

Gustavo Corvalán, párroco de Nuestra Señora del Rosario de Nueva Pompeya, se refirió a la ayuda de la Iglesia expresando: "Gracias al aporte de ustedes, que ha llegado en un momento especial y de mucha necesidad, dando gracias al Creador por su providencia representada en sus manos, hemos podido continuar con nuestra labor solidaria a familias y comedores que reciben ayuda desde el Santuario de Pompeya".

El Obispo de la Iglesia de Jesucristo del Barrio Nueva Pompeya, Oscar Britez Lezcano, en referencia a la relación interreligiosa generada en este proyecto de ayuda humanitaria expresó: "Tuve una muy linda experiencia con el padre Gustavo de la iglesia Nuestra Señora del Rosario de Pompeya, al hacerle entrega de víveres básicos. El padre Gustavo se siente muy agradecido por que ahora va a poder entregar tranquilidad a muchas personas que no pueden trabajar y llevar normalmente el sustento a sus hogares", lo que, sin duda, se pudo realizar al unir fuerzas ambas instituciones.

Este esfuerzo entre La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y la Iglesia Católica de Argentina es parte de una alianza mayor de alcance internacional. En efecto, en varios otros lugares del globo la división de Ayuda Humanitaria de la Iglesia, más conocida como Caridades de los Santos de los Últimos Días, une esfuerzos con los Servicios de Socorro Católicos, para ir en ayuda de los más necesitados.

Además de este esfuerzo conjunto, cabe destacar que la Iglesia y su miembros han desarrollado importantes proyectos de ayuda en todo el territorio nacional, que van desde la facilitación de edificios para ser usados como extensiones hospitalarias, la donación de suministros para la bioseguridad del personal médico, vuelos de repatriación de ciudadanos, donación de sangre, voluntariado para diversas tareas de ayuda, etc.

Los fondos para la ayuda humanitaria que entrega la Iglesia provienen de las donaciones voluntarias de los miembros de ésta en el mundo.

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